9 de Julio en los ´40
En aquel tiempo no había semáforos. En algunas esquinas céntricas había una garita desde donde un cana vestido con unas mangas blancas en el antebrazo, daba indicaciones y con la ayuda de un silbato dirigía el tránsito.
En la mayoría de las casas había una huerta con toda clase de verduras que ayudaban a la economía hogareña, a pesar de ello, los vendedores ambulantes pasaban por la mañana con carros tirados por caballos ofreciendo todo tipo de provisiones: el lechero, el panadero, el sodero, el verdulero, el escobero, a quienes nuestras madres esperaban para hacer las compras y preparar la manutención del día.
La música y las noticias se propagaban por medio de una red de altavoces distribuidos por la ciudad.
En su gran mayoría los hombres usaban bigote y sombrero. Franco repartía diarios en un triciclo verde, llevando a domicilio La Prensa y La Nación, los domingos con el fotograbado. La mayoría de las cosas se vendían por precio y no por peso: 5 centavos de azúcar, 10 de fideos, el aceite venía suelto, la yerba en unas bolsitas cilíndricas de arpillera cuyas extremidades las cubrían unos círculos de madera, que nosotros transformábamos en ruedas de los carritos que construíamos para nuestro entretenimiento. Cuando nos tocaba hacer los mandados pedíamos la “yapa” que el bolichero ya tenía preparada. Los domingos a la tarde íbamos al cine para ver el episodio, esperábamos con ansiedad toda una semana, para saber como se salvaba “el muchachito”. ¡Cuántas películas de aventuras! Tom Mix, El Jinete Escarlata, Flash Gordon. En verano Buffoni pasaba a las dos de la tarde en su carrito tirado por un caballo, vendiendo helados, de tres gustos: limón, crema y chocolate. A nosotros se nos hacía agua la boca y cuando lo veíamos venir salíamos corriendo para que la vieja nos diera unas monedas.
Muy poca gente tenía teléfono. En mi barrio los únicos eran el almacén de don Salvador Marrafino y la carnicería de Faustino Fernández a quienes había que acudir en caso de emergencia.
Las canchas eran humildes, dos o tres hilos de alambre limitaban su perímetro, y a cada gol se abrazaban los jugadores con los hinchas en una celebración sin límites. A pura pasión se celebraban los triunfos, pero con dignidad y respeto por el adversario. Los jueces de línea vestían rigurosamente pantalones largos, camisa blanca y algunos corbata, no tenían banderín, un pañuelo blanco era el elemento con que señalaban al juez principal, también vestido con pantalones largos, las distintas infracciones.
En la Plaza Belgrano andaba “Candeloro” con sus enormes canastas cubiertas con tejido para que nadie le afanara las golosinas, maníes, tortas negras y demás cosas que vendía a los pibes. También había un fotógrafo que con una máquina tipo cajón te sacaba la fotografía del recuerdo. Juancito
“El enanito de la Trocha” con su pequeña bicicleta y Miguelito Di Siervi eran la curiosidad de todos los pibes.
Los colchones y las almohadas eran de lana. Había un oficio: Colchonero. Martín Llanos iba a tu casa, descosía el colchón, lo cardaba y lo volvía a armar. Los almaceneros, y los mozos eran casi todos gallegos, los albañiles y carpinteros italianos, los tintoreros japoneses, los vendedores ambulantes de ropa turcos y los lecheros vascos. Había uno que andaba con una vaca por el pueblo y la ordeñaba a domicilio. Entre esa mezcla heterogénea de personajes y cuando hacía poco que se habían puesto los primeros pantalones largos un grupo de jóvenes fundó en el año 1941 el Club Atlético San Martín. Juan Carlos Scibona, José María Maldonado, Santiago Noé Baztarrica, Roberto Bono, Ricardo Igelmo, Oscar Tamagne, Giocondino Canelli, Crescencio y Simón Martinez, Juan Serafino, Roberto Tejeiro, Luis Garavaglia, Luis Spina, Pablo Assandri, José Garbini, Manuel Rojo y Humberto Fortuna fueron los que un 18 de junio en una vieja casona de la calle Santa Fe al 400, dieron forma a la sociedad que eligió como primer presidente a Juan Carlos Scibona y como secretario a José M. Maldonado.
La revista del cincuentenario revive así aquel acontecimiento: “En 1941 en la ciudad de Nueve de Julio muchas obras e instituciones ya habían hecho su aparición. Pero aún no había nacido una que pocos años después y durante un largo período que llega hasta hoy, se convirtió en protagonista irreemplazable de la vida social y deportiva.”
“Por entonces ya existían otros clubes que más adelante se convertirían en rivales del recién llegado: Libertad, Juventud Unida, Agustín Alvarez, Atlético Social Dudignac, Atlético Patricios, Atlético La Niña, Dennehy, French, Atlético 9 de Julio, Morea, Quiroga, El Provincial, Fauzón y Naón.
Todos ellos y un poco más tarde San Martín, formarán la joven Liga Nuevejuliense de Fútbol, que un año antes había abandonado a la del Oeste.» Y concluye: «Antes del primer aniversario del club, ‘El 9 de Julio’ sigue tratando de impulsar sus futuros pasos y así lo cuenta el 15 de marzo de 1942.
Otros dos clubes en primera: Con dos participantes locales más, contará este año el torneo de primera división de la Liga Nuevejuliense de Fútbol.
Serían ellos, Once Tigres, que ha ganado el ascenso, y San Martín, que se dirigirá a la Liga para que sea admitido en la categoría privilegiada”.
El Baldío de Rojo...
“La esquina de Entre Ríos y Tucumán alentaba el alma del baldío, llamado de Rojo, tomando el nombre de su propietario Felix Rojo.
En ese lugar los muchachos de aquellos días se reunían para dar rienda suelta a su pasión por el fútbol, y así enlazados en el alma del potrero crearon en principio el Valerga Club. Esta alternativa hizo que se le solicitara al padre Della Penna un juego de camisetas en calidad de obsequio para que el equipo tuviese su casaca propia. Este primer paso dio origen a que el grupo integrado por jugadores y espectadores formalizaran la idea de crear un club, y así nació el nombre de San Martín.
El galpón de la familia Martínez, instalado en la misma manzana, sirvió de improvisada secretaría, que fue testigo de las horas iniciales y del desvelo de la nerviosa muchachada nutrida de múltiples proyectos.
El afán de progreso hizo que la gente de San Martín se trasladara luego a la calle Libertad y Río Negro, asentamiento de la nueva secretaría; a la par que la Municipalidad había facilitado la cesión de los terrenos donde se encuentra la Cooperativa Eléctrica para construir la cancha de fútbol. Esta propuesta quedó rápidamente descartada en razón de alquilarse la pista del Club Ciclista para desarrollar la actividad deportiva, mientras que la secretaría volvía a ser trasladada al local de la confitería del teatro, ofrecimiento formulado por los hermanos Alomar. La escasa comodidad que sustentaba movió a los noveles dirigentes a alquilar una parte de la sede, luego la esquina y más tarde proceder a su compra definitiva.
Y así se fueron gestando los pasos iniciales de la institución , fundados en el aporte de su gente, creciendo en familia, alargando ilusiones, y el deporte como eje central de su desenvolvimiento. Y así el fútbol, el boxeo, el ciclismo y el automovilismo, fueron jalonando la vida del club.”..... (Correo Deportivo, año 1993 -52º aniversario)
Compra de la Cancha y Sede Social
A pesar de que en el año 1953 el equipo se fue al descenso, categoría en que militó solamente un año, aquellos pioneros el 23 de octubre de ese año, adquirieron la cancha que ya venían utilizando desde 1943 a través de varios socios que pusieron su firma en beneficio del Club.
Con dinero de San Martín y para San Martín gestionaron Atilio Plini, Salvador Testa, Onelio Citarella, Salvador Marrafino y Oscar Bono. Después el 29 de octubre de 1957 Roberto F. Baztarrica y José M. Maldonado compraron a nombre del Club la sede social de Córdoba y La Rioja. Lugares muy caros del sentir sanmartiniano por los momentos vividos y porque fueron los basamentos institucionales donde se edificó el sentimiento y el futuro del club.
Para la compra de la sede social se organizó una rifa, el premio era una casa ubicada en 25 de Mayo y Río Paraná cuya ganadora vive todavía en ese lugar: Chola Sarnicola.
Como el club no tenía personería jurídica, las escrituras de ambas propiedades se encontraban a nombre del doctor Roberto F. Baztarrica y José M. Maldonado, declarándose en las mismas, que el dinero invertido en dichas compras, pertenecía en pleno al Club Atlético San Martín..
La Fundación Legal
El 18 de junio de 1960, se llevó a cabo la fundación “legal” del club como lo manifiesta el Estatuto Social dejando constancia que: “En realidad la fundación del Club Atlético San Martín, fue formalizada con fecha diez y ocho de junio de mil novecientos cuarenta y uno.....” Luego de mencionar los bienes que posee la institución, los cinco campeonatos ganados (44-45-50-58 y 59), más de cincuenta trofeos que adornan sus vitrinas y la trayectoria social y cultural, quedó escrito que: “...el día de la fecha 18 de junio de 1960, quede legalmente y dentro de las disposiciones vigentes, constituido el Club Atlético San Martín, con el objeto inmediato de gestionar la Personería Jurídica, ante las autoridades pertinentes, moción que es aprobada por unanimidad.”
Ese año el equipo de primera división finalizó el campeonato clasificado en el tercer puesto.
El Estatuto y la Personería Jurídica
El C.A.S.M. fue reconocido como persona jurídica por Decreto 6976 del 10/7/61, del Poder Ejecutivo provincial, legajo 7322. La resolución en su artículo 1º decía: “Apruébase el estatuto presentado por la entidad denominada Club Atlético “San Martín”, con domicilio legal en la ciudad de Nueve de Julio, partido del mismo nombre, según texto que obra inserto de fojas 5 a fojas 16 vuelta, más modificaciones de fojas 42 a fojas 44 del expediente 2215-1089/960 y se la reconoce en el carácter de persona jurídica.”